domingo, 17 de octubre de 2010

Y cualquiera que le regalara un poco de atención se convertía en un sueño en potencia.
Aunque el entusiasmo siempre le duraba unas pocas semanas. Y lo ridículo que sonaba al realizarse de que, en ocasiones, no eran más de dos días.
Entonces se piensa y se pregunta si alguna vez va a dejar de soñar.
Si de todos modos en la tierra es donde nuestros pies deben estar.

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