Cruzó la puerta y no dijo nada. Sonaba algo de los Peppers.
- Ayudame- dijo.
- Dale! Falta esa parte de ahí.
Podría haber sido en blanco y negro, pero no se hubieran visto los colores en la pared, mucho menos su piel, y lo bien que pintaba.
La soñaba hermosa, tal cual la veía. Siempre existe un momento en que las lagrimas no saben a donde ir.
- Dale, levantate!
- Es que la música...- la interrumpió inventando una excusa.
La amaba, sin lugar a duda, sus ojos lo decían de esa forma en que la sinceridad aplasta cualquier otra sensación. Ella seguía pintando.
Él deseaba un abrazo, un salvavidas, o tal vez más que eso. No era como antes.
La situación resultaba ridícula.
Nunca lo dijo, pero jamás la vio tan linda.
Su pincel continuaba inmóvil, fundiendose al magenta poco a poco.
Odiaba perderla, por eso soñaba otra realidad.
- ¿Cambiamos la música?- Le preguntó.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario