miércoles, 7 de abril de 2010

Un Lugar


El silencio es prácticamente absoluto, solo se oyen algunas voces lejanas y el rasgueo de unas cuantas guitarras se escabulle por entre las ramas y hojas de las criaturas del bosque. Nuestras voces suenan bastante más fuerte. Los dos cielos son dignos de una postal. Las estrellas, o 'esos pequeños grandes agujeros en el cielo' como a mí me gusta llamarles, se reflejan en el lago rodeado por tres montañas que no dejan saber donde comienzan y donde terminan exáctamente. La arena se desarma y se vuelve a armar poco a poco por debajo nuestro. El fuego provoca algo especial. El calor que transmite, el humo de la leña, y sus colores definitivamente pueden llegar a hipnotizarte, enviando el frío al olvido. Así puede ser tu noche en la Patagonia, mientras las guitarras siguen hablando.

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